Las campeonas de Europa de Peruga’93 vuelven a reunirse para jugar juntas. Carolina Mújica, Monica Messa, Wonny Geuer, Loli Sánchez, Mar Xantal, Ana
Belén Alvaro, Carlota Castrejana, Rosa Ruiloba, , Pilar Valero y Marina
Ferragut, vuelven para disputar un partido
benéfico el próximo domingo 8 de Junio.
Homenaje a la
generación de jugadoras que engrandecieron el baloncesto femenino español,
aquellas que dieron el salto de calidad que necesitaba nuestro baloncesto para
formar parte del panorama internacional.
El día 8 de Junio estarán en el Pabellón Parque de Albacete gran parte de
aquellas jugadoras que lograban la Copa de Europa de Clubs con el Dorna Godella
y luego alcanzaban la gloria, por primera vez en la historia, de conquistar la
medalla de oro en el Europeo de Peruggia el 13 de Junio de 1993 con la
Selección Española.
Veinte años
después van a jugar contra un combinado de jugadoras actuales de Castilla La
Mancha.
El 13 de
junio de 1993 en la ciudad italiana de Perugia, una Selección Española femenina
avanzó por los cinco partidos que entonces se jugaban en Eurobasket, con unos
resultados positivos, teniendo como rival en la final a la Selección de Francia.
Tras los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, la
Federación Española de Baloncesto estaba con un movimiento más intenso. El
equipo femenino había ido coleccionando resultados más que mejorables y
presencias intermitentes en los Eurobaskets desde mediados de los 70. Como
pasaba en todas las disciplinas, el objetivo era que el papel de los atletas
nacionales se viera mejorado con respecto a eventos anteriores, aumentaros las
becas y ayudas a los deportistas.
Algunas de las jugadoras más
prometedoras fueron ayudadas para que, durante varios años, pudieran entrenar
en condiciones profesionales y comenzaran a jugar juntas. El grupo que acudió a
los JJ.OO. estuvo formado por Patricia Hernández, Carolina Mújica, Blanca Ares,
Piluca Alonso, Mónica Pulgar, Margarita Geuer, Almudena Vara, Ana Belén Alvaro,
Mónica Messa, Marina Ferragut, Betty Cebrián y Carlota Castrejana, dirigidas
desde el banquillo por Chema Buceta. Este equipo, aunque mejorando en el juego,
no llegaba a ganar casi ningún partido. Lo que las relegó al torneo por las
cuatro últimas plazas. Pero con una victoria contra Italia y otra ante Checoslovaquia,
consiguieron quedar en quinta posición, la mejor clasificación en la historia
de la selección femenina en un torneo internacional hasta ese momento.
El trabajo dio sus frutos y un año
después vino la convocatoria para el Eurobasket de Perugia de junio de 1993,
esta vez con Manolo Coloma al frente. El torneo, mucho más modesto que los
actuales con apenas ocho equipos, comenzó con mejores sensaciones, anotando 92
puntos ante Polonia, con un gran juego defensivo. Entonces sintieron la
tranquilidad que suponía la clasificación para las eliminatorias asegurada,
tras su victoria ante Bulgaria, rival más fuerte en esta competición. Solo
tuvieron una derrota en aquel torneo que fue contra Italia.
En las eliminatorias, el primer
encuentro difícil fue una Eslovaquia, un equipo algo mermado con respecto a la
Checoslovaquia del año anterior en Barcelona y al que las españolas pronto
comenzaron a sacar ventajas que se extendieron hasta los 18 puntos finales
siendo la puntuación de 73-55. La otra
semifinal fue más fuerte y más competitiva entre dos selecciones que sí entraban
en los pronósticos para conseguir medalla, Francia e Italia, con victoria final
para las galas por apenas dos puntos.
Pues así se plantaron en la
final. El día más importante de la
historia del baloncesto femenino nacional, que apenas había participado en seis Eurobaskets y
en los JJ.OO.
El partido entre España y Francia no
fue especialmente estético, pero sí bastante disputado a lo largo de casi todo
el encuentro. Las francesas trataron de imponer su fuerte defensa y el bajo
tanteo en el marcador que les había ayudado llegar hasta la final. Así
consiguieron mantener el partido igualado en los primeros minutos, consiguiendo
distancias de hasta cinco puntos. El marcador al descanso estaba 3 puntos arriba
para las francesas, quedando en 30-27.
En siete minutos las jugadoras
españolas consiguieron ponerse otra vez por encima en el marcador, 32-34,
gracias a su mejor defensa y, sobre todo, en el rebote. Esta intensidad de
juego la mantuvieron durante gran parte del segundo tiempo, llegando con una
distancia de 12 puntos a los cuatro minutos finales. Las francesas reaccionaron
con algunas canastas fáciles y 7 puntos en apenas un minuto, las españolas
pudieron ir gestionando las diferencias y los tiempos para, a través de tiros
libres y alguna jugada aislada, concluir el partido con el 53-63.
Esta victoria supuso la despedida de
esta generación pero sin duda consiguió sembrar una semilla en un generación
más joven y, sobre todo, asentar que la selección española se convirtiera en un
participante fijo en Eurobasket. Efecto que empezó a eclosionar apenas ocho
años después, en el Eurobasket de Francia de 2001, cuando España consiguió su
segunda medalla internacional, esta vez de bronce. A partir de entonces, las
jugadoras nacionales casi siempre han estado en el podio, con una plata (2007)
y tres bronces (2003, 2005, 2009) europeos y un tercer puesto mundial (2010),
siempre dirigidas por algunos de los mejores entrenadores nacionales de
baloncesto femenino, como Evaristo Pérez, José Ignacio Hernández o Domingo Díaz.
Si el camino andado por la exitosa generación
que se coronó en 1993 había sido empezado por otras mujeres que no tuvieron la
suerte de contar con becas, patrocinadores, seguimiento mediático o
entrenamientos regularizados, solamente amor por el deporte del baloncesto. El
juego sí tenía su cierto seguimiento entre el público femenino, sobre todo en
Cataluña y minoritariamente en Andalucía
y Madrid, por lo que no fue difícil encontrar mujeres que jugaran, eso sí, con
un nivel de competición totalmente amateur.
El primer partido de la Selección
española femenina de baloncesto fue un amistoso jugado contra Suiza en Malgrat de Mar localidad
catalana. El marcador era lo menos importante para María Isabel Díez de la
Lastra, Luisa Puentes, Mabel Martínez Ortíz, Monserrat Bobee, Mª Luz Rosales,
Mª Josefa Senante, Ángeles Gómez Mínguez, Teresa Pérez, Antonia Gimeno, Teresa
Tamayo y Teresa Vela, dirigidas por Cholo Méndez, las verdaderas pioneras que quisieron
demostrar que las mujeres también podían jugar en un mundo tradicionalmente
reservado a los hombres. Después de ellas, y antes de que la generación de los
JJ.OO. de Barcelona lograra la relevancia nacional con su oro un año después,
otras figuras como las de Ana Junyer, Rocío Jiménez, Conchi Navío, Ana María
Eizaguirre o Rosa Castillo se encargaron de mantener viva la llama del
baloncesto.
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