Tanto o más
importante que sus capacidades y conocimientos del baloncesto, es su vocación y
su capacidad como formador para poder educar a niños y jóvenes.
El
considerar como principal objetivo el ganar al adversario en categorías
inferiores, nos obliga a utilizar inadecuados procedimientos, dejando
totalmente aparcadas las características fisiológicas y psicológicas de los
niños. Con esto más que beneficiar a los
jugadores, les niegan su natural aprendizaje y progreso. Incluso desencantar a
futuros talentos en el deporte.
Una
educación en valores como la solidaridad, amistad, compañerismo y un máximo
respeto por los demás, desarrollando las capacidades deportivas de los niños,
es la dirección en que debemos enfocar la trayectoria del aprendizaje del
baloncesto.
Cuando
entrenamos con niños, estamos haciendo solo eso “entrenando” , no hay que
añadirles ninguna presión en el goce de su deporte favorito. El niño, está
soportando durante todo el día presiones ecolares.
El sentido
lúdico nunca ha de perderlo de vista un entrenador. Aun existiendo disciplina y
respeto, el entrenador es un amigo maestro. Saber combinar estos factores
anteriores te convertirán en un buen entrenador.
Voy a
nombrar algunas de las características que creo debe reunir un entrenador:
-
Conocer a sus niños. Conocimiento de cómo es cada uno
de sus jugadores, conocer sus diferentes reacciones y comportamientos. Saber cómo
tratarlos y a sus problemas. Dominar el conocimiento de cada uno en su conjunto,
con ello no hacer tratos de favor dentro del equipo.
-
Saber motivar. Fundamental el papel del entrenador
ilusionado y motivador de sus niños, buscando objetivos, dando importancia a
sus cualidades y logros adecuados a sus capacidades.
-
Correcto en todo momento. Dar un buen ejemplo estando
en todo momento correcto respecto a sus jugadores. Teniendo en cuenta su
actitud en la competición, respecto al equipo contrario y árbitros.
- Aplicar formación adecuada. Debe saber qué necesidades de formación y qué cantidad de ejercicio puede practicar el joven deportista según su edad. Un buen entrenador no sólo debe tener unos buenos conocimientos específicos en su deporte, debe ser consciente de que en los primeros años ha de primar el componente lúdico y será, poco a poco, cuando se empezarán a desarrollar las actitudes físicas, técnicas y tácticas de los deportistas.
-
Consecuente con sus decisiones. Si un entrenador
decide que por su comportamiento o actitud en los entrenamientos un jugador no
merece jugar en un campeonato, debe mantener su decisión incluso si esto le supone
perder en el resultado.
Como
entrenador de base, has de tener posición de liderazgo con sus jugadores. No olvidemos
que los jugadores y sus padres, depositan una muy importante responsabilidad en
el entrenador.
Puede que la
diferencia de tener un buen o un mal entrenador hace que los jugadores vivan el
deporte con entusiasmo y alegría o que se acabe convirtiendo en algo incómodo o
no desaeado. Para un entrenador infantil, el mayor fracaso que puede tener es
que abandonen los jugadores la práctica
del baloncesto por su culpa, por haber convertido algo atractivo para los niños
en algo desagradable.
Son muchas veces los padres los que más presión ejercen sobre sus hijos,
exigiéndoles por encima de sus posibilidades haciendo que deje de ser una
diversión.
Es el entrenador el que tiene que tener la habilidad de
hacer ver a los padres su error, evitando a la vez que obstaculicen su trabajo
como educadores, convirtiéndolos en colaboradores y aliados en su educación y
motivación.
Como final, no olvidar que el entrenador al hacerse
cargo de un equipo de niños o niñas, debe tener en cuenta que los jugadores
tienen más importancia como personas que como deportistas.