Elisabeth Betty Cebrián, es
un buenísimo ejemplo de referencia en el baloncesto femenino.
Por sus 196 centímetros, Betty
marcó una época en el baloncesto femenino. En 1987 una joven de Tarragona palió
en gran medida la histórica falta de altura de la selección española.
Desde aquel inicio han pasado 14
años de buenos rebotes, de técnica y de buen juego en el poste bajo. Gracias a
su presencia se pueden entender los éxitos de España en los últimos diez años;
comenzando por el oro de Perugia en 1993, con el bronce de Me Mans, pasando por
el quinto puesto en Barcelona 1992. Realmente, Betty Cebrián no participó en Daruvar, pero ayudó a que sus
compañeras recuperaran el examen suspendido siendo cabeza visible de la
regeneración que llevó a España a copar el podio durante cinco europeos
consecutivos. Ella disfrutó de los dos primeros, pero más lo haría con el
segundo, el que nos mandaba con pleno derecho a nuestros segundos Juegos
Olímpicos. Y a los suyos, por descontado. Solo ella y Marina Ferragut repetían experiencia tras Barcelona'92. Porque
casi se podría decir que en la selección una no se puede entender sin la otra.
Ambas se combinaban en pista con magistral inteligencia, jugando Cebrián en el poste bajo y Marina abriendo defensas con su
proverbial mano o haciendo daño a la espalda de las ayudas. Marina fue tan importante como nuestra
protagonista. Sus 253 entorchados superan por uno la alucinante marca de Betty.
Si fue una referencia en la
selección durantemuchos años, también dejó huella en los clubes en los que
participó: Vigo, Tortosa, Hospitalet, Alicante, Barcelona, Madrid,... Y Nueva
York: la pionera, junto a Amaya
Valdemoro, de nuestras jugadoras en disputar la WNBA.
Tras su paso por las pistas, Betty tuvo un corto paso por los banquillos dirigiendo durante unos pocos meses al Bàsquet Ribes en 2006, pero su carrera se encaminó hacia los despachos de la FEB y de FIBA Europa, ayudando al basket desde otro plano.
Tras su paso por las pistas, Betty tuvo un corto paso por los banquillos dirigiendo durante unos pocos meses al Bàsquet Ribes en 2006, pero su carrera se encaminó hacia los despachos de la FEB y de FIBA Europa, ayudando al basket desde otro plano.
202 partidos
internacionales adornan la trayectoria de Elisabeth Cebrián Scheurer. Un nombre y dos apellidos leídos y escritos
centenares de veces que identifican a una persona inteligente, a una referencia
del basket femenino durante muchos años.
Betty ha sido ejemplo para decenas de compañeras, ha sido
guía de sus equipos y de la selección española. Se las arregló para ser
importante allá donde jugó, por encima de su imponente físico.
La número 14 nos regalaba con su movimiento
de pies, que terminaba con un gancho con la izquierda empezando en el lado
derecho del ataque, con tremenda fuerza en su defensa del 1x1 contra cualquier
tipo de defensoras, con una gran capacidad para el contacto del cuerpo a
cuerpo.
El tiempo ha pasado, pero Elisabeth Cebrián Scheurer siempre ha
querido seguir siendo esa misma persona accesible, llana y calmada. Por estas
cosas y muchas más, se entienda como esta mujer ha llegado a ser una de las
mejores jugadoras de la historia del baloncesto nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar tu comentario